viernes, 27 de mayo de 2011

La columna del Colo. El Colo escribe, el licenciado comenta


Quién nos manda?

Algunas ciudades-estado de la antigua Grecia tenían unos magistrados llamados éforos cuya función era apoyar a los reyes a tomar sus decisiones. El caso más famoso fue el de los éforos de Esparta a quienes Platón llegó a tildar de tiranos, verdaderos déspotas que regían los destinos de los espartanos.

Pero no quiero utilizar la figura histórica de los éforos, sino una reciente versión cinematográfica a la que dio vida el director Frank Miller, en su “muy libre” interpretación de la batalla de las Termópilas. Me refiero a la película “300”, una superproducción cargada de metrosexualismo en cámara lenta, rayando la tolerancia del verdadero macho heterosexual.

En la película, Leónidas, rey de Esparta, va a ver a los éforos para comentarles que iba a hacerle la guerra a un muchacho persa que se llamaba Jerjes. En esta escena, los éforos son representados como unos viejitos leprosos bastante degeneraditos que manosean a una mina semidesnuda (pitonisa) a los efectos de augurar el futuro. Después de manosear bastante a la mina, que dicho sea de paso estaba muy buena, los viejitos llegaron a la conclusión de que Leónidas no podía ir a la guerra contra los persas. En conclusión, el rey de esparta, impedido por los éforos de ir a la guerra, junta algunos amigos musculosos del gimnasio y se va a enfrentar al ejército persa, que termina como era de esperarse, haciendo puré al pobre Leónidas y todo su contingente gay.

¿A qué viene todo esto? Probablemente el espartano de a pie, pensaba que su poderoso rey era quien tomaba las decisiones en Esparta, cuando en realidad para las decisiones importantes Leónidas se escapaba a preguntarle a los éforos que era lo que debía hacer.

Esta escena me vino a mi mente cuando el Plenario Nacional del Frente Amplio mandató a los parlamentarios de su partido a aprobar el proyecto de Ley interpretativo de la Ley de Caducidad.

Más allá de la opinión del presidente, más allá de la opinión de los diputados electos democráticamente por el pueblo soberano, más allá de los pronunciamientos populares (2), este grupo de eruditos decidió que la Ley debía ser aprobada.

¿Y quiénes son estos muchachos, cuya claridad mental permite signar el destino de más de 3 millones de uruguayos? Bueno, el plenario está compuesto en un 50% por militantes que representan a las bases, que a su vez están integradas por unos varios cientos radicales desconectados de la realidad (sin ánimo de discriminar) y el otro 50% se compone por representantes de los sectores que forman el frente amplio. Es por este primer 50% que el plenario tiene una composición ideológica que se aleja del pensamiento del grueso del electorado frentista.

Mientras que doña María y don José piensan que quienes toman las decisiones en nuestro bendito país son las autoridades electas democráticamente, en realidad quienes resuelven en última instancia son los éforos, esos viejitos degenerados.

Licenciado comenta:
Muy buena “Colo” pero casi me duermo, la próxima que sea más corta, primero que nada te aclaro que no vi la película porque yo soy un verdadero macho heterosexual, hablando en serio yo creo que la mayoría no sabe como se conforma el plenario del frente y me quedo con tu explicación y como un plenario que no esta formado democráticamente manda sobre los legisladores elegidos democráticamente. Otra cosa, acá te vamos conociendo y vemos que de colorado no tenes solo el pelo. Por ultimo te hago una pregunta, porque me quedó una preocupación, ya que después que describiste a Pitonisa  me hice la cabeza y ahora pensándolo bien…, Pitonisa vendría a ser Semproni,? ¡me quiero matar!

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